miércoles, 21 de noviembre de 2007

LAS TRADICIONES ARGENTINAS (PARTE II)




CONTINÚA…


LA PAMPA: Se conoce con este nombre a la llanura que se extiende desde las costas del Río de la Plata y del Paraná hasta los contrafuertes andinos, y desde la Patagonia hasta el sur de Santa Fe y Córdoba. "Pampa" es palabra quechua y significa "campo raso". EL RANCHO era la habitación de casi todos los habitantes del campo y estaba hecho de "chorizo" y paja quinchada. "Chorizo" se llamaba a la masa de paja y barro con que se levantaban las paredes, y paja quinchada a la que se usaba para el techo: unos manojos de pajas largas atados con un junco o quinchos, que de ahí le viene el nombre. Las paredes y el techo estaban sujetos por un armazón de troncos elegidos más o menos rectos e inteligentemente distribuidos, con lo que daban solidez a la vivienda. EL SEIBO (O CEIBO COMO SE LE CONOCE EN EL SALVADOR): El seibo es un árbol que pertenece a la familia de las leguminosas, la misma de la alubia y de las acacias. Es originario de América del Sur, engalana las orillas de los ríos cuando se cubre con sus nutridos racimos de grandes flores rojas. La flor del seibo ha sido elegida como "Flor Nacional" de la República Argentina y de la República Oriental del Uruguay. El seibo se propaga fácilmente por estacas o semillas. Se lo cultiva como especie ornamental en parques o jardines. Existen otras especies de seibos, algunas de flores rosadas y otras de color rojo oscuro. En el año 1942, la flor del seibo fue declarada Flor Nacional Argentina. EL GAUCHO: La palabra gaucho se usó en las regiones del Plata, Argentina, Uruguay, y Brasil, (aunque allí la palabra es gaúcho) para designar los jinetes de la llanura o pampa, dedicados a la ganadería. Aunque se han propuesto muchas etimologías, no es claro todavía el origen de esa palabra. Una de las más populares es la que hace derivar a gaucho de "guahu-che", que en araucano significa "gente que canta triste". Fruto de la mezcla de sangres española e indígena, comenzó a forjar su original personalidad en las primitivas vaquerías de la colonia. Allí aprendió a desempeñar las tareas de ganadería con singular destreza y fundió su cuerpo con el de su inseparable compañero: el caballo. Pasaba la mayor parte de su vida sobre el lomo de su pingo, por eso siempre detestó la agricultura, que lo obligaba a estar de pie. Su indómito valor lo convirtió en uno de los pilares de la emancipación americana. Fue pastor en los tiempos de paz y soldado en tiempos de Guerra. La extensión de la llanura pampeana fue la que terminó de moldear su conducta. Es independiente, de vida errante y costumbres sencillas. Esa libertad con que enfrenta la vida le traería aparejados muchos disgustos. Por mucho tiempo se lo marginó, llegándole su reivindicación con el paso del tiempo, al punto de convertirse la palabra gaucho en sinónimo de rectitud de carácter y nobleza de corazón. LA PAYADA: Payada se llama a las poesías que el gaucho (payador) cantaba casi recitando con la ayuda de la guitarra, caracterizándose por ser improvisada y cantada. Los principales temas mencionados eran el origen de la vida, el amor, su hogar o el misterio de la muerte. La payada podía ser individual o a dúo, esta última se llamaba contrapunto y podía ser a preguntas y respuestas, o sobre varios asuntos; durando, generalmente, varias horas o días y terminaba cuando uno de los cantores no respondía inmediatamente la pregunta. EL PATO: El pato es un típico juego del campo argentino, nació como diversión del gaucho y hoy es un deporte nacional. Ha recibido este nombre porque se practicaba con un pato de verdad. El pato muerto, relleno de cuero, hacía las veces de pelota, provista de cuatro manijas de cuero trenzado. Se elegía el campo de juego y reunidos los participantes, el jinete que llevaba el pato aparecía en la mitad del campo. Los jugadores montados en los caballos, comenzaban la persecución del pato. El objetivo era arrebatarlo y retenerlo. El que lo lograba era perseguido por los otros jugadores, que de este modo recorrían al galope decenas de kilómetros en todas las direcciones. Por su peligrosidad y violencia desde el año 1790 (un bando del Virrey Nicolás Arredondo fechado el 20 de Agosto de 1790, prohíbe el juego del pato) la práctica del pato sufre sucesivas prohibiciones y seguramente prácticas clandestinas, resurgiendo definitivamente en 1938, reemplazando al pato primitivo por una pelota de cuero provista con seis agarraderas. Es muy emocionante me han dicho, asistir a un partido de pato, que hoy en día resulta un espectáculo muy agradable y menos violento que los de sus primeros tiempos. EL TRUCO: El truco es un juego de envite de origen criollo que se juega con un mazo completo de 40 cartas españolas y en el que pueden participar de 2 a 6 jugadores. Aunque el Diccionario de la Real Academia Española postula que el truco es una variedad del truque, es inconfundible su personalidad rioplatense, ya que en él conviven la picardía, el arrojo, la gracia y la astucia del criollo. Es tan divertido jugarlo como verlo jugar, ya que no sólo depende el resultado del azar, sino que también están presentes la mentira, el desafío, la valentía y hasta la poesía. BAILES NACIONALES: Los bailes criollos llegaron con los conquistadores españoles. Tienen diversas coreografías donde los bailarines se lucen con sus movimientos suaves y vivaces que nos llenan de nostalgia, belleza y tradición. Dentro de las distintas regiones del país, la pampa tuvo sus propias danzas, como, el gato, el cielito, la mediacaña, el triunfo, el pericón y el malambo. Los bailes de dos tienen una coreografía llena de intención en lo que se refiere al sentimiento amoroso. Cada baile de dos tiene un sentido completo y los bailarines son actores dentro del ritmo musical. Los bailes que requieren mayor número de parejas son el pericón, el cielito y la mediacaña. Estas danzas tienen movimientos más lentos y una gran variedad de figuras en su desarrollo. No siempre era posible contar con gran número de parejas, aunque era la preferencia de los bailarines. Las danzas más clásicas y preferidas por los bailarines son la zamba, el gato y la chacarera. El malambo es ejecutado solo por hombres. LA BOLEADORA fue la primera arma de guerra usada por los indígenas. El gaucho la adquirió en el siglo XVIII convirtiéndola en arma formidable y elemento útil para la caza y el trabajo. Actualmente la boleadora es una reliquia que, si bien ya no se usa como arma de trabajo, el gaucho la sigue usando como adorno, cuando ensilla su caballo con pilchas de lujo.
EL ASADO: El asado de carne de vaca cocinado a la parrilla es una arraigada costumbre Argentina. Cada uno de los pasos para realizar un buen asado es una ceremonia casi reglamentada. Primero se enciende el fuego con un buen carbón vegetal, mientras se bebe un buen vinito, si es mendocino - me informa mi amigo bailarín- ¡mejor!!. Luego se calienta la parrilla y se limpia, por lo general, con un papel de diario. Luego la carne y achuras ya saladas se ponen en la parrilla bien caliente. Se puede acompañar el asado con pan y/o ensalada de verduras. La carne también se puede mojar con "chimichurri" (en algunos sitios lo hacen con aceite, vinagre y un poco de picante) para que la carne no se seque (esta técnica es buena para la carne de cordero). Cuando se termina de comer y beber, es bueno arrojar algunos sobrantes de comida al fuego, esta tradición se hace para que el fuego se "alimente" y se pueda hacer un asado allí en otra ocasión.
Y desde acá, mis agradecimientos a tan finas personas que me auxiliaron en la realización de este artículo.


San Salvador, El Salvador, Febrero de 2006

TRADICIONES ARGENTINAS


Tuve la oportunidad de presenciar un espectáculo de Tango digno de Reyes en el Teatro Presidente de San Salvador, El Salvador, que es donde yo vivo… algo que deleitó mi paladar cultural y me transportó a esa tierra tan lejana pero tan querida por mi... al finalizar fui invitada a departir la noche con el elenco cuyos integrantes son gente cultísima y conocedora de su interpretativa musical e incluso mi natural curiosidad me llevó a cuestionarlos en sus tradiciones argentinas, algo que siempre había querido hacer, pero que a veces se ve interrumpida por cuestiones ajenas al caso. Mis interlocutores en esta oportunidad, se comportaron de una forma tan gentil, que quedó perpetuada en mi memoria para siempre… y mi primer interrogante fue: ¿Desde cuándo se llaman argentinos?... a partir de ese momento, ese gusanito curioso no paró y la noche se convirtió en un solaz de intercambios de conocimientos que ahora, quiero compartir con ustedes.
¿Por qué y desde cuando se llaman argentinos? Hay una tendencia natural a suponer que desde siempre, al igual que los franceses o los españoles (aunque sabemos que corrió mucha agua antes de que aragoneses, castellanos, catalanes o andaluces decidieran llamarse españoles). No son cambios accidentales, sino testimonio del conflictivo camino de las comunidades en la construcción de su identidad. También, del deseo de vincularla con algo firme, inmutable, esencial, a prueba de los vaivenes políticos. Quizá por eso queremos creer que siempre fueron "argentinos".Pero no fue así. Antes de denominar una entidad política, "la Argentina" fue sólo un nombre poético, que aludía a la plata. Desde 1530, cuando Sebastián Gaboto hizo los primeros envíos de ese mineral a España, el río de Solís fue conocido como Río de la Plata. La denominación se extendió a toda la región adyacente y en 1536, cuando llegó Pedro de Mendoza a dotarla de su capital, tal nombre estaba ya asentado. Doscientos cuarenta años después, el nuevo Virreinato que tenía por capital a Buenos Aires se llamó Río de la Plata. Argentina deriva de plata: del latín argentum sale el adjetivo correspondiente. Lo llevó a la fama un soldado poeta, Martín del Barco Centenera, quien hacia fines del siglo dieciséis acompañaba al Adelantado Ortiz de Zárate. En 1569 otro soldado, Antonio de Ercilla, había escrito La Araucana, y Centenera anunció la composición de La Argentina, un largo poema en el que narraba la conquista del Río de la Plata. El nombre circuló con suerte variada hasta principios del siglo diecinueve.
El nombre estaba en el ambiente, muchos lo usaban. ¿Pero a quiénes designaba? ¿A algo parecido a lo que hoy llamamos argentinos? Con seguridad que no, porque todavía no los había. Muy probablemente se refiriera, primordialmente, a los hijos de Buenos Aires, los mismos a quienes quizá se llamara "hijos de la Patria", "patricios" o "patriotas". Los niños argentinos han aprendido en la escuela que su Nación, la Argentina, siempre existió, y que el largo proceso de guerras civiles, la "anarquía" y la "organización nacional" fueron desencuentros y pasos trabajosos para llegar a un final predeterminado. Al fin, decía el general Mitre, la Nación ya había nacido el 25 de Mayo de 1810. En 1816, quizá por la renacida esperanza que insuflaba San Martín, se declaró la independencia de las Provincias Unidas de Sudamérica. Luego de la crisis de 1820, el Congreso de 1824 volvió a las Provincias Unidas del Río de la Plata.
Mientras tanto, el más poético "Argentina" seguía abriéndose camino, y empezaba a penetrar en el vocabulario político institucional. La Asamblea del año XIII aprobó el Himno Nacional, que proclamaba "Al gran pueblo argentino ¡salud!". En 1826 el Congreso de las Provincias Unidas creó para Rivadavia el cargo de Presidente de la República Argentina, y poco después sancionó la Constitución de la República Argentina. Cierto que duró poco, pero el adjetivo latino quedó desde entonces incorporado al nombre de la comunidad política que tan trabajosamente se iba gestando. Bajo Rosas hubo una Federación Argentina y una Confederación Argentina, y éste fue el nombre que adoptó la Constitución de 1853. En 1860 se reformó la Constitución y se adoptó, ya definitivamente, el de República Argentina. Así se llaman desde entonces. Corrientemente solemos decir "la (República) Argentina"; no podemos omitir el artículo, pues tal como lo escribió Del Barco Centenera, se trata de un adjetivo, que alude a un siempre prometido futuro de abundancia.
Y hablamos esa noche de las tradiciones entre ambos países, y cuyo significado es el mismo en todas las regiones del mundo: La tradición es el conjunto de costumbres, creencias y cultura de un pueblo, que se transmite de una generación a otra.
Entre otras cosas averigüé que en Argentina el 10 de noviembre se celebra el DIA DE LA TRADICION. Es el reconocimiento de la identidad a través de uno de los personajes más representativos de la Argentina, José Hernández, el creador del célebre Martín Fierro, que nació, según palabras de su autor, "para alejar el fastidio de la vida de hotel". Hernández se encontraba en el Hotel Argentino, de la ciudad de Buenos Aires. Corría el año 1872 y durante tres meses se entregó sin descano a perfilar la figura del gaucho, sus costumbres, sus trabajos, sus hábitos de vida. El libro consta de dos partes. En la primera, los versos están impregnados de melancolía. La felicidad de Martín Fierro se ha esfumado. Por no haber votado en la última elección, es obligado a servir en la frontera. En esa dura vida añora su libertad perdida y se hace desertor. En adelante vivirá siempre perseguido. Luego de siete años aparece la segunda parte, titulada "La Vuelta de Martín Fierro". Martín Fierro es muy conocido en todo el mundo. Ha sido traducido a muchos idiomas y merecido el elogio de escritores argentinos y extranjeros. Hoy sigue despertando el interés de los lectores que lo consagraron como un clásico de la literatura argentina.



ALGUNAS TRADICIONES ARGENTINAS

EL MATE :La palabra mate deriva del quechua "mati", que significa vaso o recipiente para beber, pero se ha generalizado como nombre vulgar del fruto de la calabacera, en especial en las variedades utilizadas para preparar y servir la infusión de yerba mate-NO HIERBA, como me corrigió mi rosarino un día- (poro y galleta) . Así, con la posterior proliferación de recipientes destinados a preparar esta infusión Construidos con los más variados materiales, también se usa la palabra mate para referirse a ellos. Luego, por extensión, el vocablo mate pasó también a designar a la infusión propiamente dicha. El mate es un inseparable compañero de los argentinos. Según sea la manera en que se prepare esta bebida, se la distingue como: Mate amargo, verde o cimarrón: es el cebado sin azúcar; Mate dulce , preparado con azúcar; Tereré, mate amargo cebado con agua fría; Mate cocido, el que se prepara más o menos como el té. La palabra cebar expresa la idea de mantener, alimentar, sustentar algo en estado floreciente. Al decir cebar mate se quiere significar, no el acto de llenar el mate con agua caliente, sino mantener ese mate en condiciones siempre apetitosas. Los efectos benéficos y terapéuticos de la yerba mate fueron confirmados en la actualidad por numerosos estudios científicos. Sus propiedades químicas son similares al té, aunque más nutritivas. EL CABALLO: El caballo constituye uno de los animales cuya presencia es más frecuente en el folklore universal. Amigo y compañero del hombre desde la más remota prehistoria, la vida de éste está ligada a la de aquel por el lazo más firme, el de la amistad. El caballo ha sido, para los gauchos, el medio más importante de transporte y de trabajo. Por eso le dio tantos y tan diferentes nombres, cada uno de los cuales encerraba una verdadera definición de las condiciones del animal: pingo, flete, crédito, parejero, chuzo, matungo, maceta, mancarrón, sotreta, bichoco. Pingo, flete y chuzo son denominaciones generales, aunque también suelen usarse con sentido admirativo; parejero era y es, exclusivamente, el caballo de carrera; crédito se le llamó al que, entre todos los de la tropilla, merecía más confianza para las ocasiones en que su dueño debía lucir sus habilidades, en un rodeo, una yerra, una boleada o un largo viaje. En cambio, mancarrón, matungo, maceta, bichoco y sotreta son formas despectivas y se aplican a los caballos que carecen de algunas de las condiciones necesarias: velocidad, aguante, buen andar, lo mismo que a los animales viejos o mañeros, es decir, inservibles para el buen trabajo ganadero. Domar es amansar a un animal, acostumbrarlo a que obedezca al hombre. Este trabajo es una demostración de fuerza bruta, habilidad y baquía, en la que el gaucho amansaba a los potros rebeldes y huraños. A pesar de los corcoveos de los animales, el domador lograba dominarlos, ya fuera a golpes de rebenque o dándole una pechada que consistía en abatir y voltear al caballo con el pecho de otro que lo embestía. Enlazado el animal, se le coloca un fuerte bozal con cabestro, se lo manea para que no pueda moverse y se lo ensilla, con lo que queda en condiciones para que empiece el trabajo del domador. Este lo monta y resiste los saltos del potro, los que se repetirán, no tan bruscos, hasta que el animal esté dócil

CONTINUARÁ…

San Salvador, El Salvador, Febrero de 2006

LOS GAUCHOS Y LA LITERATURA GAUCHESCA (II PARTE)


CONTINÚA…

Formalmente, predominó el octosílabo, herencia del romance tradicional español. No obstante la estrofa más usada fue el llamado “romance criollo”, dispuesto en cuartetas. No resulta fácil establecer la existencia de indicios de literatura de “temperatura gauchesca” anteriores a los habituales nombres de Ascasubi, Hernández y del Campo. El crítico Jorge B. Rivera ha dedicado un extenso estudio al análisis de La primitiva poesía gauchesca. En sus páginas destaca la presencia de algunas composiciones que prefiguran rudimentariamente los rasgos básicos del género: el poema del santafesino Juan Baltasar Maziel (1727-1788), titulado Canta un guaso en estilo campestre los triunfos del Excmo. Señor D. Pedro Cevallos (1777); la anónima Relación de lo que ha sucedido en la Expedición de Buenos Ayres, que escribe un sargento de la comitiva, en este año de 1778; el sainete El amor de la estanciera, compuesto al rededor de 1787; una Crítica Jocosa escrita por José Prego de Oliver en 1798; los Romances a la Defensa y la Reconquista del presbítero de Buenos Aires Pantaleón Rivarola; y la Salutación gauchi-umbona, atribuida a Pedro Feliciano Pérez Sáenz de Cavia (1777-1849) y publicada en 1821, que en opinión de Rivera prefigura toda la corriente narrativa de corte gauchesco. En un momento posterior, cabría anotar, entre 1813 y 1822, los Cielitos y los Diálogos patrióticos de Bartolomé Hidalgo (1788-1822). Su Relación que hace el gaucho Ramón Contreras a Jacinto Chano de todo lo que vio en las fiestas mayas en Buenos Aires (1822), incluida dos años después en La Lira Argentina, primera recopilación de poesía argentina, es considerada como el inicio de “la vida literaria del gaucho”. También Un paso en el Pindo de Manuel de Araucho (1803-1842); la obra periodística “gauchesca” (El Gaucho, 1830-1831) de Luis Pérez; y las Poesías de Juan Gualberto Godoy (1793-1864), el primero, a juicio de Domingo Sarmiento (hijo), “que ensayó en la República el metro de los payadores, haciendo versos notables, ya por la dulzura y el sentimiento de que están impregnados, ya por la sátira punzante que fustiga vicios y desmanes sociales, en la forma genuina del cantor gaucho”.
Los clásicos: La verdadera consolidación del género tiene lugar bajo la tiranía del gobierno de Juan Manuel de Rosas. Proliferaron en aquellos años los folletos y hojas sueltas que ponían en boca de gauchos las denuncias contra el gobernador de Buenos Aires. En este ámbito socio-político se inserta la obra del primer gran poeta gauchesco Hilario Ascasubi (1807-1875). En Montevideo comienza a editar a partir de 1829 el diario gauchi-político El Arriero Argentino, y en 1833 publica su primera composición gauchesca: Un diálogo cívico entre el gaucho Jacinto Amores y Simón Peñalva. Sus obras más conocidas las publica en París a partir de 1862: Santos Vega o Los Mellizos de la Flor, Paulino Lucero y Aniceto el Gallo. Estanislao del Campo (1834-1880), que como Ascasubi había luchado en las guerras internas del país del lado del general Mitre, comienza su actividad literaria en el periódico de marcado tono político Los Debates. En sus páginas aparecen sus primeros escritos gauchescos, publicados bajo el pseudónimo de Anastasio el Pollo (en clara referencia al libro de Ascasubi). En 1866 escribe su obra más importante, y una de las principales del género gauchesco: Fausto. Impresiones del gaucho Anastasio el Pollo en la representación de esta obra. Tal vez uno de los autores más recordados de este periodo sea el porteño Rafael Obligado (1851-1920). Fue fundador de la Academia de Ciencias y Letras. Su obra más reconocida es Santos Vega, que desde 1881 amplía el poeta en sucesivas ediciones. No hay que olvidar tampoco al uruguayo Antonio D. Lussich (1848-1928). Amigo íntimo de José Hernández, su obra principal, Los tres gauchos orientales (1872), pudo influir en el poeta argentino, que ese mismo año publicaba en Buenos Aires su Gaucho Martín Fierro. En 1873 Lussich publica también El matrero Luciano Santos.
Nacido en las afueras de Buenos Aires, José Hernández (1834-1866) iba a convertirse en el máximo exponente de la literatura gauchesca y padre de la literatura argentina. Su mocedad, a medio camino entre la ciudad y el campo, se vio bruscamente interrumpida en 1852 (el mismo año de la caída de Rosas), por la muerte de su padre (era huérfano de madre desde 1843) y su ingreso en milicias un año más tarde. Como el resto de los gauchescos principia sus escritos en diversos periódicos como La Reforma Pacífica (1856), El Argentino (1863) y El Río de la Plata (1869), ambos fundados por él mismo. En esta época se suceden los exilios debidos a motivaciones políticas. De vuelta en Buenos Aires en 1872 publica la obra que iba a consagrar el género gauchesco: El Gaucho Martín Fierro. Aparte del indudable valor literario, la importancia de esta obra reside en haber convertido a un personaje marginal de la sociedad argentina del momento, en poco menos, como se ha sugerido, que el representante principal de un pretendido “canon argentino”. No son pocas las voces (Lugones y Ricardo Rojas, por ejemplo) que han apelado al carácter heroico del poema para explicar este fenómeno desde una posición nacionalista. Otras opiniones, como la del crítico Calixto Oyuela, defienden que “el asunto del Martín Fierro no es propiamente nacional ni menos de raza ni se relaciona en modo alguno con nuestros orígenes como pueblo ni como nación políticamente constituida. Trátase en él de las dolorosas vicisitudes de la vida de un gaucho en el último tercio del siglo anterior, en la década de la decadencia y próxima desaparición de ese tipo local y transitorio nuestro ante una organización social que lo aniquila”. Como afirma, por otro lado, Emilio Carilla, “los pueblos necesitan mitos, y el pueblo argentino no es una excepción”; desde este punto de vista el éxito de Martín Fierro vendría a cubrir ese vacío mítico del que adolecían las letras argentinas desde los tiempos de la independencia. La libertad y la justicia como nudos temáticos, el estilo deliberadamente descuidado, el tono de queja y el lenguaje popular (sentencias, refranes, rasgos de oralidad, etc.), hacen de la obra de Hernández un verdadero fenómeno sociocultural, que iba a elevar a su personaje a la categoría de mito.
Siete años más tarde, en 1879, Hernández publica La Vuelta de Martín Fierro. En el texto que hace las veces de prólogo, es el propio Hernández quien insiste en los valores que considera principales a cerca de su obra: la universalidad del personaje y el carácter popular del poema: “El gaucho no aprende a cantar. Su único maestro es la espléndida naturaleza que en variados y majestuosos panoramas se extiende delante de sus ojos. Canta porque hay en él cierto impulso moral, algo de métrico, de rítmico que domina en su organización, y que lo lleva hasta el extraordinario extremo de que todos sus refranes, sus dichos agudos, sus proverbios comunes son expresados en dos versos octosílabos perfectamente medidos, acentuados con inflexible regularidad, llenos de armonía, de sentimiento y de profunda intención. Eso mismo hace muy difícil, si no de todo punto imposible, distinguir y separar cuáles son los pensamientos originales del autor y cuáles los que son recogidos de las fuentes populares” Convertido el gaucho en valedor principal del sentimiento nacional argentino, la literatura posterior va a abundar en idealizaciones y mitificaciones que explotan el arquetipo forjado por Hernández. La obra de Eduardo Gutiérrez, Juan Moreira (1882), principia una larga corriente de folletines gauchescos en los que el protagonista no es ya el gaucho salido de los campos, sino el gaucho enaltecido por los libros. Hay, no obstante, algunos autores que prolongan la visión del gaucho sin desvirtuarla, cuya nómina debería encabezar Ricardo Güiraldes (1887-1927). Güiraldes, que había pasado su infancia entre París y el campo argentino, representa, con la publicación en 1926 de su obra cumbre Don Segundo Sombra, el renacer del género gauchesco. Cabe también citar la obra narrativa de temática gaucha del novelista Roberto J. Payró.
2005

LOS GAUCHOS Y LA LITERATURA GAUCHESCA


En muchos de los países latinoamericanos se les conoce a los argentinos como “Gauchos”… palabra curiosa para los que vivimos a miles de Km. de ese hermoso país suramericano. En mi propio país, cuando se le conoce a un oriundo argentino se le llama de esa manera, e incluso los restaurantes que comercian comida argentina suelen denominarse gauchos. Realmente siempre me ha llamado la atención la dichosa palabra… Y más curiosa aún la procedencia de dicha palabra. - no existe absoluta certeza sobre el origen de la palabra gaucho. Aunque se la utilizó en todo el río de la Plata - y aún en Brasil es probable que el vocablo quichua huachu (huérfano, vagabundo) haya sido transformado por los colonizadores españoles utilizándose para llamar gauchos a los vagabundos y guachos a los huérfanos. También existe la hipótesis de que los criollos y mestizos comenzaron a pronunciar así (gaucho) la palabra chaucho, introducida por los españoles como una forma modificada del vocablo chaouch, que en árabe significa arreador de animales. La denominación se aplicó generalmente al elemento criollo (hijos de españoles) o mestizo (hijos de españoles con indígenas), aunque sin sentido racial sino étnico ya que también fueron gauchos los hijos de los inmigrantes europeos, los negros y los mulatos que aceptaron su clase de vida. El ambiente del gaucho fue la llanura que se extiende desde la Patagonia hasta los confines orientales de Argentina, llegando hasta el Estado de Río Grande del Sur, en Brasil (gaúcho). El proceso evolutivo del gaucho y el uso de esa palabra se desarrolló sin solución de continuidad. Distintos tipos de gaucho existieron en Argentina antes de 1810, es decir antes de ser conocidos con ese nombre. Peones de campo existieron desde que comenzaron a formarse las primeras estancias, aunque hayan sido pocas al principio. El tercer tipo - que luego se llamó gaucho alzado - existió en reducido número. Pero no fueron los primitivos peones ni los "fuera de la ley" quienes le dieron la característica suficientemente fuerte para llamar la atención. Es indudable que el tipo de gaucho que tuvo realmente fisonomía peculiar - el primero que fue llamado así - fue el gaucho nómada, no delincuente, que estuvo implícito en el gauderío oriental del s. XVIII. Este gaucho fue algo más que un simple vagabundo. Adquirió en la Argentina, a lo largo del s. XIX rasgos propios bien definidos. Y cuando se difundió suficientemente - es decir, a medida que fue creciendo la población rural - fue llamado gaucho, como también se había llamado al paisano oriental del s. XVIII.
Hábiles jinetes y criadores de ganado, se caracterizaron por su destreza física, su altivez, su carácter reservado y melancólico. Casi todas las faenas eran realizadas a caballo, animal que constituyó su mejor compañero y toda su riqueza. El lanzamiento del lazo, la doma y el rodeo de hacienda, las travesías, eran realizados por estos jinetes, que hacían del caballo su mejor instrumento; en el caballo criollo no sólo cumplía las faenas cotidianas sino que con él participó en las luchas por la independencia, inmortalizando su nombre con las centauras legiones de Güemes. Fue el hombre de campo, principal escenario de su vida legendaria y real. De vida solitaria ya en grupos de tiendas, como las tribus nómades ya en rancheríos aislados como en la pampa sureña.
Por ahí me comentaban algunos amigos historiadores argentinos, que a comienzos del siglo XVII, la pampa rioplatense seguía manteniendo el paisaje adusto y desolador que padecieron los desafortunados conquistadores españoles en busca de la lejana Sierra de Plata y la misteriosa ciudad de los Césares. Cerca de la costa o la cuenca de los ríos, florecieron algunas ciudades, otras desaparecieron y sólo permanecen en la memoria del cronista o en el relato de algún viajero. El vasto territorio pampeano quedaba al abasto de las manadas de ganado salvaje y de caballos cimarrones, de las vizcachas y de otros animales de naturaleza asilvestrada. Pronto comenzaron a florecer las expediciones en busca del cuero de los grandes rebaños de reses. La organización de peones especializados en aquellos menesteres puede suponerse también como el origen del gaucho.
La proliferación de estancias en la Banda Oriental del Río de la Plata durante el siglo XVII, aglutinó a estos vaqueros, aunque algunos siguieron realizando su oficio de manera individual. Otros, como refiere Bonifacio del Carril, alternaban «la vida sedentaria de la estancia con las acechanzas de la vida nómada y aventurera». El gaucho carecía aún de nombre, pero empezaba a gestarse su figura. En esta época el apelativo de camilucho, convive con los de guaso y gauderio. Fueron al parecer los portugueses los que comenzaron a utilizar a fines del XVIII, el nombre de gaúcho, con sentido peyorativo (malhechor). Por lo demás, la diversidad de derivaciones etimológicas es tan extensa que remitimos a la bibliografía a quien tenga curiosidad. La aparición del gaucho en Argentina, sin embargo, siguió diferentes caminos. No se daban en la campaña argentina las condiciones anteriormente expuestas, por lo que el tipo del gaucho se demoró hasta el siglo XIX y fue apareciendo paulatinamente con distintas atribuciones a las del gaucho del Uruguay. En opinión de Bonifacio del Carril, lo peculiar del gaucho argentino fue, por un lado, su naturaleza errante, y, por otro lado, su condición de alzado o fugado de la justicia. Fueron estas las condiciones que originaron, en cierta forma, «la leyenda del gaucho» y de toda la literatura que le tuvo por protagonista.

Quizá, las primeras referencias literarias respecto a la figura del gaucho las podamos encontrar en los relatos de algunos viajeros, desde el controvertido Concolorcorvo hasta el naturalista inglés Carlos Darwin. No obstante, el primer ensayo de importancia a cerca de su idiosincrasia es definitivamente el Facundo (Civilización y barbarie. Vida de Juan Facundo Quiroga y aspectos físicos, costumbres y hábitos de la República Argentina, 1845) de Domingo Faustino Sarmiento, donde se le señala como principal culpable del atraso cultural que atenaza el desarrollo del país. Por otra parte, el primer retrato del gaucho que acabará siendo el protagonista de una larga progenie literaria lo ofrece Hilario Ascasubi en la primera edición de su obra Santos Vega o Los Mellizos de la Flor (1850): “El gaucho es el habitante de los campos argentinos; sumamente experto en el manejo del caballo y en todos los ejercicios del pastoreo. Por lo regular es pobre, pero libre e independiente a causa de su misma pobreza y de sus pocas necesidades; hospitalario en su rancho, lleno de inteligencia y de astucia, ágil de cuerpo, corto de palabras, enérgico y prudente en sus acciones, muy cauto para comunicarse con los extraños, de un tinte poético y supersticioso en sus creencias y lenguaje, y extraordinariamente diestro para viajar solo por los inmensos desiertos del país, procurándose alimentos, caballos, y demás con sólo su lazo y las bolas”.

La mayoría de la crítica conviene en afirmar que el gauchesco es, ante todo, un género poético. Censurada a menudo bajo un arraigado repertorio de prejuicios folkloristas, la poesía gauchesca ha pasado de ser excluida de los círculos culturales, a ser principio nuclear de una más que perseguida identidad nacional argentina. Algunas voces, como la de Lugones, apuntan a una épica de los orígenes, considerando a los romances de caballería como uno de los precedentes de la poesía gauchesca. También se han relacionado distintos personajes gauchescos con los tipos de la novela picaresca española. Por último, por su relación con el elemento musical, se ha relacionado a la literatura gauchesca con la poesía popular de los payadores. Lugones aclara que las voces payador y payada (que significan, respectivamente, «trovador» y «tensión») proceden de la lengua provenzal. Las payadas consistían en certámenes improvisados por los trovadores errantes donde los payadores trataban, alternándose, de lucirse en duelos provocados por una trampa de juego, una pulla, o un poético lance de contrapunto. Lugones considera como antecedentes más directos y significativos a ciertos torneos en verso que tenían lugar entre los trovadores provenzales y que se denominaban tensiones. Borges, en cambio, considera errónea la derivación de la payada, y no ve en ella sino un precedente lejano ya que “el rústico, en trance de versificar, procura no emplear voces rústicas. Tampoco busca temas cotidianos ni cultiva el color local. Ensaya temas nobles y abstractos; un certero ejemplo de esta poesía nos ofrece Hernández en la payada de Martín Fierro con el Moreno, que trata del cielo, de la tierra, del mar, de la noche, del amor, de la ley, del tiempo, de la medida, del peso y de la cantidad. De esos abstractos y ambiciosos ejercicios no hubiera procedido jamás el género gauchesco, tan rico en realidades”. El crítico Horacio Jorge Becco destaca como característica principal del género gauchesco, la de ser una poesía «dialectal», emparentada con la lengua hablada, cuyo protagonista suele ser un gaucho pampeano u orillero, y cuyos temas, rústicos o urbanos, pueden desarrollar acciones de naturaleza epopéyica o marginal. Sin embargo, como advierte Becco, esta poesía carece de antecedentes populares y se explica “más bien como una creación, no del pueblo, sino para el pueblo, surgida, no en la campaña, sino en la ciudad”

CONTINUARÁ…

martes, 20 de noviembre de 2007

CINE ARGENTINO, UN VISTAZO AL BUEN GUSTO.


Costa Rica es un país en donde aprendí incluso a apreciar buen cine, de esta manera la curiosidad me introdujo de a poquito en ese mundo de la cuarta pared… esa donde se refleja la maravilla de la creación humana y a la unísona voz del director: “Luces, cámaras…acción…” todo un universo de fantasía recreada en historias de amor, de pasión, dramas, sufrimiento… alegría, dolor… se conjuga en una serie de factores importantísimos para lograr captar la atención de un público por demás exigente… Es así como al comienzo de mi adolescencia… ya conocía algo de cine… sabía distinguir entre una película buena, con clase, con argumento, una buena historia, de aquella que con solo el título ya se percibía que sería un rotundo fracaso cinematográfico. Fue en esa época que en la sala Garbo, bautizada así en honor de la maravillosa y desaparecida actriz Greta Grabo, se exhibieron muchos festivales de cine… Inaugurándose con las proyecciones de la ya mencionada actriz, las estupendas películas de grandes directores, citando por ejemplo a Federico Fellini, Alfred Hitchcok, Roman Polansky, George Lucas, etc.; los Festivales de cine Alemán, Francés, Italiano, Brasileño…etc., y por supuesto no podía faltar el Festival de cine Argentino… porque en Argentina se hace cine, se crea cine, se manifiesta el cine y a mi, me encanta el cine argentino…!!
Argentina es uno de los dos países latinoamericanos con tradición cinematográfica, cuyos comienzos datan del siglo XX. Su producción cinematográfica nacional alcanzó una madurez técnica, temática y actoral que conquistó al público local y obtuvo el reconocimiento internacional. Casi 600 distinciones acreditan este desarrollo.
El Salón Nacional fue el primer cine del país. Construido en 1900, propiedad de Gregorio Ortuño y Cía. Por entonces, unos pocos teatros exhibían películas, generalmente de producción propia. Las primeras películas estrenadas en Buenos Aires consistieron en breves tomas de paisajes urbanos y escenas militares. En 1898, apareció "Paseantes en bicicleta por Palermo" y dos años después, "Revista de tropas el 25 de Mayo". En 1915, se realizó “Nobleza Gaucha”, de Humberto Cairo, el mayor éxito del cine mudo argentino. En 1917 debuta en el cine Carlos Gardel con “Flor de durazno”. En la década de 1930 se construyen los estudios Liminton y Argentina Sono Film. Proliferan las películas con temas de tango, como “Los muchachos de antes no usaban gomina”, de Manuel Romero, con lo que se echan a la bolsa el mercado latinoamericano. En 1942 se alcanza la mayor producción de películas, con un total de 57 títulos. Pero lastimosamente los Estados Unidos boicotean el cine argentino con la escasez de película virgen. De esta manera la industria argentina del cine pierde notablemente el mercado latinoamericano en beneficio de las producciones mexicanas, que también denotan evidente calidad cinematográfica. Aunque el gobierno promulga un decreto de exhibición obligatoria de películas nacionales, la crisis continúa y se agrava con las guerras intestinas entre las principales productoras. A finales de la década de 1940 se cierran varios estudios. A partir de entonces, el cine argentino recibe subvenciones, pero la pérdida de los mercados exteriores pesa demasiado. En 1950 se construyen los estudios Alex, pero para entonces muchas productoras habían quebrado. Surge a pesar de todo un intento de fusión entre los cineastas mexicanos y los argentinos, es así como en 1955 fue invitado Emilio Fernández, el gran director mexicano, para realizar “La Tierra del Fuego se apaga”. En los años sesenta apareció lo que se llamó nuevo cine argentino, con películas como “Alias Fardelito” (1961), de Lautaro Murúa. El gran cineasta argentino Torre Nilsson realiza una nueva versión de “Martín Fierro” en 1968. En la década de 1970 hay un leve repunte de la industria argentina del cine encarnada por producciones independientes y con temáticas distintas a las tradicionales de tangos y gauchos, como “La fidelidad” (1970), de Juan José Jusid, con el actor Héctor Alterio, que después ha trabajado en el cine español; “La Patagonia rebelde” (1974), de Héctor Olivera; “La Raulito” (1975), de Lautaro Murúa; “La parte del león” (1978), de Adolfo Aristarain, que dirigiría también “Tiempo de revancha” (1981), con el actor Federico Luppi; “Momentos” (1980), de María Luisa Bemberg, y “El arreglo” (1983), de Fernando Ayala. Después de un periodo de cierto estancamiento, en los últimos años el cine argentino ha experimentado un renacer con autores como Eliseo Subiela “No te mueras sin decirme a dónde vas”, 1995. “Tango”, Dirigida por Luis Moglia Barth, en 1933, fue el primer filme con banda de sonido en la película fotográfica. Libertad Lamarque y Alberto Gómez fueron sus figuras; “La Guerra Gaucha” marcó un hito en la cinematografía argentina. Dirigida por Lucas Demare, en 1942, tuvo un elenco de notables figuras: Enrique Muiño, Angel Magaña, Amelia Bence y Francisco Petrone. El espectáculo del cine, organizado por las grandes distribuidoras extranjeras, alcanzó en la década de 1940 su esplendor comercial con 2.190 salas en todo el país. La producción nacional, escasa y de bajo presupuesto no podía competir con ella. En 1944, el Estado comenzó a subvencionar a la industria local. No todo era romance y tragedia en la pantalla nacional. En la década de 1950, el género de terror se ganó un sitial entre las preferencias del público.
Entre los Grandes Directores puedo mencionar a: LEOPOLDO TORRE NILSSON. Quien llevó al cine novelas como “Boquitas Pintadas”, de Manuel Puig; “La guerra del cerdo”, de Adolfo Bioy Casares y “Los siete locos” de Roberto Arlt, quien dirigió a Alfredo Alcón, uno de los grandes actores argentinos; HUGO DEL CARRIL, actor y cantante, en 1949 se inició en la dirección cinematográfica con “Historia del 900”. Realizó 15 filmes, entre los que se destacó “Las aguas bajan turbias” (1952), donde también actuó; FERNANDO AYALA. Se inició en 1955, con “Ayer fue primavera”. Entre sus obras más importantes están Plata Dulce y El Jefe; HÉCTOR OLIVERA. Se inició como ayudante de filmación de “La gran tentación”, en 1948. Desde entonces, su incursión en el cine incluyó la producción, el guión y la dirección en más de 50 filmes. En 1974 dirigió “La Patagonia Rebelde” con Luis Brandoni, Federico Luppi, Pepe Soriano, Héctor Alterio y Osvaldo Terranova, entre otros. Fue una producción que abordó con singular crudeza uno de los episodios trágicos de nuestra historia.; LUIS PUENZO. Con “La historia oficial” abordó el tema de la desaparición de niños durante la última dictadura militar. Interpretada por Norma Aleandro y Héctor Alterio, fue el primer filme argentino en obtener, en 1986, un Oscar de la Academia de Hollywood.; LEONARDO FAVIO. Debutó como realizador con “Crónica de un niño solo”. En 1973 estrenó su mayor éxito “Juan Moreira” con la consagratoria actuación de Rodolfo Beban. MARÍA LUISA BEMBERG reivindica en sus filmes el prosanismo femenino. Camila y Yo, la peor de todas (1990), también algunas que mi gusto cinéfilo ha apreciado son: “Pizza, Birra, Faso”, de Bruno Stagnaro y Adrián Caetano (1997); “Mundo Grúa” de Héctor Trapero (1999); “Nueve Reinas” de Fabián Bielinsky; (2000), en el mismo año “La ciénaga” de Lucrecia Martel, capta mi atención, y la última que he disfrutado es “El Hijo de la Novia” de Juan José Campanella (2002)
Se me antoja una noche de buen cine… palomitas de maíz…una soda… ¡y a disfrutar de una buena película…!!!
2005

El Lunfardo… un enfoque desde El Salvador


Suelo conversar a diario con argentinos, pero sobre todo con dos, uno de ellos, Rosarino, el otro, Porteño radicado en San Luis, quienes en su vocabulario mezclan algunas veces palabras que no les entiendo, quedando quien escribe estas líneas, como decimos acá en El Salvador “en el aire”… son palabras “Lunfardas”, mismas que me llaman la atención por el hecho de ser para mi desconocidas, aunque algunas se comparten en el vocablo de los salvadoreños… dedico este artículo a mis lectores y en especial a esos dos seres excepcionales con quien comparto desde penas hasta alegrías…(aunque a veces no les entienda nada, e incluso, se susciten malos entendidos por aquello del desconocimiento de la lengua…)
En nuestros países de habla hispana, el expresarse con palabras que no son propias de la lengua y/o que cambian literalmente el vocabulario normal con el cual nos entendemos, es algo que se extiende a manera general dentro del territorio nacional de X país o región o lugar.
Yo había escuchado en algunas ocasiones la palabra Lunfardo, homónimo de Caló (en México), Caliche (en El Salvador y los países centroamericanos). Pero en realidad desconocía que era el lunfardo argentino y de donde surgía. Según la Real Academia Española, el lunfardo, es la jerga propia de la gente de mal vivir (ratero, caco, chulo o rufián). Lunfardo viene de Lunfa que en portugués es ladrón novato. Está formado por 6000 palabras y no es original, sus palabras preceden de algunos vocablos españoles y de otro origen, adaptados a esta jerga, eso era en realidad por palabras dadas vuelta; por barbarismos, por palabras del caló gitano; del inglés, del italiano y del indígena (araucano), también del genovés. Era una jerga usada por gente que vivía en el mundo del hampa, y los individuos que las usaban se cuidaban de que no trascendieran sus significados. Pero mediante careos en las comisarías, a principios del siglo anterior, empezaron a conocerse palabras que habían sido realmente impenetrables. Por Ej., el "vaivén" era el cuchillo, el campana el vigilante, la bufosa la pistola y el bufoso el revólver. Realmente es muy grande la cantidad de palabras que los argentinos usan a diario de ese origen: pucho, boliche, embalar, guita, mango, escrache, fulero, curda, burda, otario, estafa, coco (por cabeza), tamango, mina, gil, chamuyar, afanar, chorro, junar, dique, ducho, macana, minga. y muchas más.
“Percanta que me amuraste en lo mejor de mi vida...” Las voces lunfardas del idioma porteño, a orillas del Río de la Plata, tienen cierta mezcla surgida del erotismo y la marginalidad. En la actualidad, se usan algunas de ellas con la naturalidad que el paso de los años ha permitido y constituyen el universo de la lingüística porteña. Algunos autores indican que el verdadero lunfardo es propio del dialecto de los ladrones, sin embargo el transcurrir del tiempo ha extendido su sentido al habla popular de los sectores marginales y humildes de Buenos Aires. Podríamos decir que su significado implica a: a) el habla popular, b) el vocabulario de la inmigración (la italiana sobre todo) y c) el idioma del delito. Dice
Virginia Martínez Verdier, en su artículo “El amor y la sexualidad en el lunfardo”, que “en otros países, el código del mal vivir equivalente a nuestro lunfardo, se denomina germanía en español, narquois en francés, gergo en italiano, rotwelsh en alemán, slang en inglés, giria en portugués, etc. Estas son lenguas utilizadas en fraternidades para que sólo sus miembros las entiendan”.
Históricamente el surgimiento del lunfardo debemos remitirlo a fines de 1800 y comienzos de 1900, cuando Buenos Aires, recibe una gran cantidad de inmigrantes que se entremezclan aceleradamente con la población local. Quedando por un lado la burguesía tradicional, luego los sectores medios de inmigrantes con ilusión de progreso, y grupos marginales en las orillas de la ciudad (Barracas, la Boca, Palermo, Pompeya y otros). Estos sectores marginales de las orillas, se fueron armando particularmente de trabajadores solos, sin familia, sin mujer, ni arraigo. En el comienzo fueron troperos criollos que llevaban el ganado a los mataderos, peones de las barracas laneras y frigoríficos, marineros, carreros y cuarteadores. Rápidamente surgieron los cafés, las pulperías, los salones de baile y los prostíbulos. Integrándose muy lentamente inmigrantes marginales con grupos criollos tradicionales de los barrios populares o suburbios orilleros, esta sociedad marginal elaboró sus propias reglas, ideales y formas de convivencia de las que nacieron estereotipos sociales como el malevo, el guapo, el compadrito, el canfinflero, la percanta, la yira, la milonguita, el ciruja, que se sumaban a los cuenteros, las adivinas, los punguistas. Todos ellos compartiendo el famoso conventillo, en condiciones de promiscuidad y deficiencia habitacional. Fue a partir de esa convivencia que se creó el lunfardo -como modo particular de habla-, el tango -como canción y baile- y el sainete -como expresión teatral-. Nacidos en los burdeles y piringundines, el lunfardo y el tango se relacionaron estrechamente con lo prohibido, lo indecente, en cuna de guapos, cafishios y milongueras marcando la sexualidad de aquella época. Con historias de varones traicionados, de cafishios y malevos, de amores imposibles, mujeres buenas y «de las otras», de prostíbulos, de «vicios», de madrecitas santas, el tango fue pintando una acuarela de la primera mitad del siglo pasado; y, con sus letras, fue manteniendo vivo al lunfardo, que dejó de ser un código lingüístico cerrado, para formar parte del porteñismo de diversos sectores sociales.
La cultura rock, el mundo de las drogas y la estética villera son los grandes proveedores del nuevo lunfardo. El fenómeno aparece registrado cada vez más en diccionarios y libros sobre el tema. Si el lunfardo ya no existe, ¿cómo se le llama a las formas de hablar de los adolescentes cuando dicen, por ejemplo, “estoy al palo”, “te sarpaste”, o “ese chabón está de la cabeza”? En sus orígenes el lunfardo fue un sociolecto, el habla del pueblo, del conventillo. Si términos como "pebete", "mina", "grela", "firulete", "bulín" y "morfi" fueron difundidos y ampliados por el tango, no debería pensarse que en ellos y con ellos se agotó el lunfardo. Para nada. Los modos de decir de los jóvenes, que se vuelcan en letras de rock, cumbia o bailanta y se reproducen y legitiman en los programas de radio y TV, las revistas, y los diarios, pertenecen al lunfardo y han sido cristalizados en trabajos como el recientemente reeditado Diccionario etimológico del lunfardo (Taurus 2004), de Conde, el Novísimo diccionario lunfardo (Corregidor 2004), de José Gobello y Marcelo Oliveri, y Tangueces y lunfardismos del rock argentino (Corregidor 2001) de los mismos autores, entre otros. Para Gobello, el lunfardo se define como un conjunto de términos que utiliza el hablante de Buenos Aires en oposición a la lengua establecida. Conde precisa esa oposición: "Las hablas populares surgen bajo la premisa de jugar con las palabras. Lo lúdico y lo trasgresor está en la esencia del lunfardo. Incluso cuando una palabra lunfarda se institucionaliza suele ser transgredida. Tal el caso de laburar, que es entendida por la mayoría como trabajar, pero que para un ladrón significa robar". En lo personal y con lo poco que he “escarbado investigando” en tanto vocabulario, el lunfardo expresa una visión del mundo. "Las formas de nombrar, son formas de entender el entorno, de conocer, de pensar", al tiempo que remarca el rasgo de identidad que se imprime en las palabras: Las categorías lingüísticas son categorías de pensamiento y un vocabulario es sin duda un rasgo identitario determinante. Si bien cada grupo o tribu urbana posee sus propios códigos, en las últimas décadas hay un lenguaje que es común a la mayoría, sin distinción de clases o sectores sociales y culturales. Siempre hubo palabras y modismos impuestos desde los medios, representando sólo una porción mínima de los lunfardismos, pueden destacarse, "tarúpido", creada por Nini Marshal en los años 50 y "pendorcho" invención de uno de los personajes del programa Telecómicos. Fueron notorias la resignificación de "forro", que hizo Gasalla, y la amplificación de trucho vía Lalo Mir. Algunas de las expresiones del lunfardo se van resignificando y actualizando hasta cambiar radicalmente su significado. Ejemplo de ello son las palabras "chabón" que originalmente significaba torpe, inhábil (como "chambón") y que desde los 80' comenzó a utilizarse como forma de trato entre los adolescentes. "Grela" que en las primeras letras de tango se refería a la mujer pasó a partir de 1960 a utilizarse como "mugre".
Ahora bien, ¿todos los usos y términos corrientes entran en el vocabulario lunfardo? "Lunfardo" es el habla popular de la región comprendida entre Buenos Aires, Montevideo y Rosario. Por eso, muchos modismos provinciales quedan afuera. También son excluidas, las palabras globales como "internet", "gay", "metrosexual", que expresan lo mismo en la mayor parte de los países.
En este aspecto disiente Oliveri, que interpreta que todos los modismos y giros utilizados en Buenos Aires pertenecen al lunfardo, por más que se usen también en otras partes. Así, en el Novísimo diccionario lunfardo se incluyen los términos "marketing", "e-mail", "delivery" y "reality show". El lunfardo no puede ser considerado como un dialecto en sí mismo, sino como parte del español rioplatense. "Un dialecto —dice— supone, además de un vocabulario propio, ciertas características fonéticas y morfológicas, de sintaxis y fraseado". Siguiendo su origen, este lunfardo siglo XXI se alimenta de nuevas formas de hablar en clave que se rastrean en el mundo de las drogas (la palabra marihuana tiene neolunfardismos en casi todas las letras del abecé), la cultura rock y fenómenos más recientes como la absorción de la estética villera en las clases medias y altas. Este es el idioma que se pasea por las calles…
Y hasta acá…no quiero parecer “Cataplasma”…nos leemos en el siguiente articulo… Chauuuuuuuuu (Ciao)



Pdt…Hablaremos del VESRE en otra ocasión

San Salvador, 2005

lunes, 19 de noviembre de 2007

TANGO...SENTIMIENTO DEL ALMA...!


Que difícil es definir y poder escribir acerca de los orígenes del tango. Aunque el tema es aún hasta estas fechas, sumamente discutido, podemos decir que el tango nace a fines del siglo XIX, en la década de 1880, según lo apuntan estudiosos en el tema, como una mezcla de varios ritmos originarios de los suburbios de Buenos Aires. Aunque hay quienes afirman que nació a orillas del Río La Plata, quizá para armonizar con los vecinos uruguayos, que reclaman paternidad del tango. En ese entonces la sociedad blanca bailaba habaneras, polkas, mazurcas y uno que otro vals, entretanto la raza negra se movía al ritmo del candombe.
Se le relacionó desde un principio con burdeles y cabarets, ámbito de contención de una población inmigrante netamente masculina. El tan solo pensar que una dama pisara un antro de esos, constituía la degradación total del sexo femenino. En esa época, se pensaba que solo las prostitutas serian quienes adoptaran el tango como baile, se hizo común el hecho, de que dicho baile fuera ejecutado solo por hombres.
Pero el Tango, por su belleza y elegancia al bailarse, se fue extendiendo a los barrios medios y comenzó a ganar adeptos incluso en las más altas esferas de la sociedad Argentina, aún más, cuando este, tuvo tremenda aceptación en Europa, cuyas melodías armoniosas provenían de instrumentos de cuerda y viento como la guitarra, (a veces en ausencia de este instrumento, se utilizaba un peine envuelto en papel de fumar y convertido en instrumento de viento y un soplador versátil que le daba el ritmo requerido) el violín y la flauta, que posteriormente fue sustituido por el “bandoneón”.
El tango sería desde entonces tomado como un himno para los inmigrantes, por sus aires de nostalgia. Su mayor exponente a nivel mundial, el gran creador del tango-canción, Carlos Gardel, muere físicamente en 1935, a los 45 años de edad, víctima de un accidente aéreo en Medellín, Colombia, siendo el gran divulgador de este género musical en el extranjero. Por eso digo que su muerte fue física, porque vive en el tango que se escucha en todas partes.
Ya en los años 60’s el tango es ignorado fuera de la Argentina, hasta que Astor Piazzolla, le impregna nueva perspectiva, rompiendo de esa manera los esquemas del tango clásico.
El tango está identificado no como el fenómeno de masas como fue engendrado; es ahora un elemento incuestionable que identifica las almas porteñas y las reminiscencias desparramadas por toda Argentina.
Mi tributo es para aquellos que llegaron hasta países como el mío, que gustan de la buena música, de esa que no muere nunca... de esa que llega hasta el alma, de la que se canta y cuyas melodías aluden lágrimas de amor... despecho y dolor.. incluso está llena de esa deliciosa sensualidad mezclada con tristeza... que rompe las líneas más finas del corazón.
Eduqué mi oído al tango, cuando mi padre, se deleitaba escuchando la música de grandes compositores e intérpretes del tango y el bandoneón y nos sentaba a mi hermana menor y a mí en sus rodillas para que conociéramos la música argentina.
Permítame mi memoria recordar a algunos “Gigantes” de este género: Vicente Russo, Antonio Podestá, Máximo Barbieri, Pascual Contursi, Juan Maglio, Azucena Maizani, Ricardo González, apodado “MUCHILA”; Peregrino Paulos, Pancho Lomuto, María Esther Pomar, de quien mi padre decía que era tremenda actriz; José Pascual, Cayetano Cámara, Alberto Novión, Lely Morel, Francisco Canaro, Sebastián Piana, Horacio Casares; los uruguayos Julio María Sosa y José Rótula; Héctor Gagliardi, Roberto Giménez, Juan José Mosalini, Roberto Héctor Peppe, Francisco Pracánico, Julio Oscar Pané, Hugo del Carril, Astor Piazzola, Libertad Lamarque y el inolvidable y siempre vivo en las memorias: Carlos Gardel... y junto a ellos, cierro mis ojos, elevo mis manos al cielo, invocando en oración las notas musicales del que para mi es el himno mundial de los amantes del tango y que soñamos con “Volver...” a “Mi Buenos Aires Querido... cuando yo te vuelva a ver...”

LARGA VIDA AL ROCK (SEGUNDA PARTE)


Mis primeros pasos por el rock argentino fueron en 1976, cuando apenas era una niña, sin embargo me gustaba escuchar rock. Esa influencia se agrandó más, desde 1977 y/o 78 de dos grandes amigos costarricenses: Mike Robles y Nabil García... a ellos les escuchaba ese tipo de música y me llamaba mucho la atención. Recuerdo que ambos gustaban de cantar canciones de rock argentino.
Prácticamente aprendí a pronunciar mi español con las canciones argentinas... (Hasta en eso) con la diferencia que no se me pegó el acento tan característico de ese pueblo por mi tan querido. A mi se me pegó el dejo costarricense con mezcla de mexicano... a la fecha hablo así... fusionado... a veces ni yo misma me entiendo.
El rock argentino había estado sufriendo censura tras censura. Una represión que afectaría en forma directa a l rock... por cierto, hace poco acá en mi país, ocurrió un suceso que me recordó una historia que me fue contada hace años y fue muy similar a lo que pasó allá por 1972 en Argentina. El 6 de noviembre, hubo un concierto del grupo de rock Gorgoroth. Los chicos estaban eufóricos y algunos –no todos- comenzaron a quebrar algunas cosas, entró la policía en acción, fueron llamados por alguien, y en un recinto a puertas cerradas, tiraron a los chicos allí aglutinados gases lacrimógenos, la desesperación de los muchachos por salir era total. Tanto, que arrancaron los sanitarios para poder abrir las puertas, ya que los habían encerrado. El local quedó completamente destruido. Digo no! Se pudo haber evitado. Hay hasta este momento algunos chicos sufriendo las consecuencias. Pasaron unos sobre otros. Por causas especiales, mis dos rockeros nacidos de mis entrañas, no asistieron a dicho concierto. Fue una suerte realmente el que no estuvieran allí. En 1972 la violencia sin razón se apodera de algunos recitales, como el ocurrido en Luna Park. La policía interviene en medio del show. Los chicos asistieron a un show normal, sin violencia. Esta se fue apoderando poco a poco, hasta que intervino la policía, con palos les pegaban a los chicos y los jóvenes terminaron rompiendo todo. Acabaron prácticamente con el Luna Park. Que historias... y se repiten en cualquier lugar del planeta.
En febrero del año 1973, se estrena la primer película sobre rock argentino “Hasta que se ponga el sol” la que nunca pude ver, ya que mi padre no permitió que su nena que debía estar jugando con muñecas, viera dicho filme.
En ese año tan represivo para el rock, en la provincia de Santa Fe, más precisamente en Rosario, nacería lo que se conocería bajo el nombre de AMAdeR (Ateneo Músicos Amigos de Rosario), este aglutinamiento de músicos fue creado por Ricardo Grassi (más conocido como Richard), quien junto a dos amigos lleva adelante la idea de crear un club de músicos en Rosario. El trabajo de AMAdeR se da a conocer el primer día de su recital como "la expresión acabada de un grupo de jóvenes concientes de la situación espacio - temporal que vivimos y del rol vital que a través de sus múltiples manifestaciones cumple el arte". Llegaron a realizar algo más de 5 recitales, donde llego a tener además de la música, muestras de fotografía. Tiempo después vendría el desmembramiento a raíz de diferencias y proyectos individuales de sus integrantes.
Recalco entonces que 1976 es el inicio de mi incursión al rock. Escuchando a Crucis y “Los delirios del Mariscal” y es precisamente en ese año que la banda se separa. También Tren Plateado, y sin faltar SELESTE Algo para destacar dentro de este convulsionado año, "La Maquina de Hacer Pájaros" saca su segundo LP, que por desgracia también sería el último, será una nueva baja dentro del Rock Argentino. El LP se llamo "Películas", que era mas en la onda que le gustaba a Charly, con más experimentación; recordemos que el primero tenía temas compuestos en su mayoría por Charly García. La banda después del gran recital que dan en el Luna Park comienzan una serie de giras por el interior del país y poco después nacen los problemas para la banda. Primero echa a Bazterrica por no presentarse a los ensayos, Y es reemplazado por Alejandro Cavotia (ex-BuBu). Pero Charly no da mas y le dice a la banda que "les deja el nombre, que si quieren seguir sin EL lo hagan". Charly declararía por esos días: "Mi cabeza estaba fundida de ser Charly García, de tener que pensar en el grupo, los reportajes, la imagen, el estilo musical, etc. Llegó un punto en que todo eso no me dio más satisfacciones. Ahora quisiera empezar de nuevo a hacer cosas de a poquito, sin tener que pensar para quien las hago". Así fue que Charly deja "La Maquina..." y hacia fin de año después del "Festival del Amor" se fue junto a David Lebón hacia Brasil, según las crónicas Charly iría detrás de un amor llamado Zoca, a la que conoció en Buenos Aires.
Desde ese histórico año, 1976, mi vida y gustos musicales no cambiaron, sino que se reencontraron con una nueva chica, quien a tan tierna edad, reconocía la buena música y se llenaba poco a poco de ella. A medida que ha pasado el tiempo, he seguido asiduamente la línea del rock argentino y conmigo, mis dos peques, quienes incluso, tuvieron la oportunidad de alternar con una de las mejores bandas de rock argentino: RATA BLANCA. Han sido tres las ocasiones en que este formidable grupo ha visitado mi pequeño país, y en las tres, mis hijos tuvieron el honor de compartir incluso la mesa con ellos. Anexo fotos de ese evento organizado por La Prensa Gráfica, uno de los principales rotativos de El Salvador quienes organizaron la cena para que sus dos fans a quienes el año anterior habían conocido, consolidaran aún más su amistad.
El lector se dará cuenta que realmente el rock argentino llega a todos los pueblos de habla hispana, calando hasta la médula de todos aquellos que tenemos gusto por este género musical, sin importar edad, raza, credo político... La música no tiene fronteras... la música es universal... te llena el espíritu... es de esa forma como te conoces interiormente... es un solo lenguaje que te transforma en lo que realmente eres... un ser lleno de vida, revolucionando desde tus adentros... expresando tu sentir y vibrar...
De nuevo y en homenaje a todos aquellos amantes del rock y en especial a mis hijos Jamil y Jordan y para alguien muy especial, rockero de corazón que se que me está leyendo allí en la Argentina de mis amores... sin olvidarme, claro, de Mike y Nabil, un saludo especial y al unísono: “LARGA VIDA AL ROCK”... por siempre... y para siempre...

LARGA VIDA AL ROCK!



DE ARGENTINA, AL MUNDO ENTERO...

LOGOS, MALON, HORCAS, FITO PAEZ, CHARLIE GARCIA, ANDRES CALAMARO, LOS DIVIDIDOS, HERMETICA, RATA BLANCA, LOS FABULOSOS CADILLACS, LOS REDONDOS, V8, ENANITOS VERDES, ATTAQUE 77, DEVASTACIÓN, LETHAL, PANDEMIA, SODA STEREO, VOX DEI, VIRUS, SUMO, LA MAQUINA DE HACER PAJAROS, SERU GIRAN, SUI GENERIS, NITO MESTRE, IMPERIO, LOS VIOLADORES, SPINNETA, LOS REDONDITOS DE RICOTA, NEPAL, BETO VÁSQUEZ INFINITY, MIGUEL MATEOS, ACTITUD MARIA MARTHA, LOS TRES...DIEGO MIZRAHI Y etc., etc., etc., son algunos de los muchos grupos de música Rock, representantes de la juventud y no solo los jóvenes, sino de algunos que incluso pintamos canitas en Argentina, y también en América latina, sino díganmelo a mí, madre de dos rockeros “extraños de pelo largo” con “fuego en su mirada”... y mucho que dar de si mismos a quienes como ellos, se adentran en el mundo del Rock y a la vez apasionada por la música Rock!


Los que ahora son padres y madres de estos peludos, “rebeldes sin causa” –no me incluyo en dicha categoría, pues soy amante del Rock, lo reafirmo y del Rock metal, para ser exacta- no comprenden o no se acuerdan, o quieren olvidar que en alguna etapa de su vida fueron rebeldes, y que la cadena continúa, y da vueltas y vueltas sin parar, y estos jóvenes de hoy, el día de mañana se comportarán de igual manera como ahora sus padres se comportan con ellos...irónico no? Pero la vida es así de continua...

Supe del Congreso de la Lengua que se realizó recién la semana pasada en Rosario. Se fusionaron en dicho congreso, las letras y la música, porque al final del congreso y para cerrar con broche de oro se realizó un festival de música, en donde uno de los platillos fuertes fue Spinetta. Hubiese dado lo que fuera por estar allí, escuchando a ese virtuoso del rock! Y por qué no, adquiriendo libros que devoraría casi de inmediato!

Argentina ha vivido una trayectoria y una madurez histórica desde los principios del rock en español y el que ha tenido y aún mantiene enemigos en este incomprendido género musical, incluyendo adversarios y detractores que miran al rock por lo más bajo y que no le dan ni le brindan el apoyo necesario que se ha ganado a pulso.
Se establece el nacimiento del rock como se conoce, en el año 1957. Pero tuvo sus comienzos en Argentina hacia finales de los años '60 e inicios de los '70.

Mientras tanto, por allí he leído que en Buenos Aires, inclusive una pequeña avanzada de músicos de rock como Morís, Javier Martinez, Pájarito Zaguri y Pipo Lernoud comenzaban a mezclarse con los músicos de Jazz. Pero Buenos Aires no era el único lugar con jóvenes inquietos que veían en la música una forma de llevar su mensaje a la gente. Si no, no tenemos más que echar una mirada a Rosario Provincia de Santa Fe y a unos 300 kms de Buenos Aires, dónde ya había una banda de músicos, que contaba con seguidores propios.

Ellos eran los Wild Cats, la banda número uno (1) de Rosario y era además la banda a la que aspiraba entrar un compositor y músico con mucha experiencia, Litto Nebbia, pero era muy joven todavía, tenía solo trece (13) años, se moría de ganas de pertenecer a los Wild Cats. (Un saludo a los rockeros rosarinos)
El Rock adquiere un perfil más maduro y se comienza, por un lado, a componer material propio cantado en castellano o portugués (recordando el caso Brasileño) y, por otro lado, a mezclar la música local con los sonidos eléctricos. Así, en Buenos Aires, con Los Gatos, Manal, Almendra, Los Abuelos de la Nada, Moris y Tanguito (y después con Pescado Rabioso, Color Humano, Aquelarre, Pappo's Blues, La Pesada del Rock and Roll, Arco Iris, Orion's, Beethoven y Sui Generis), comienza a tomar forma el movimiento de Rock Argentino que desde 1965 hasta el presente ha tenido una sólida línea de continuidad y evolución que lo ha convertido en el más importante de los movimientos rockeros Iberoamericano. Revistas como “PELO” apoyaban los B.A Rock (Buenos aires Rock). No obstante, a pesar de todo este entusiasmo, no era mucho lo que se podía rescatar del Rock Iberoamericano en países donde hacer, grabar y desarrollar este género eléctrico tropezaba con cualquier cantidad de obstáculos que iban desde dictaduras y democracias represivas hasta las dificultades para vivir del Rock, tener buenos equipos, o grabar en el estudio con técnicos habituados a grabar con los músicos de la época. Es decir, gente que no conocía de Rock y que cuando escuchaban una guitarra eléctrica pensaban que estaba distorsionada y había que afinarla... A esto se le agregaba el snobismo de mucha gente involucrada en estas lides, las pocas horas de estudio que se le concedían a una grabación de Rock y los tropiezos para cantarlo armoniosamente en español o en portugués.
El resultado de todo esto era que los grupos de Rock Iberoamericano sonaban mal por lo regular, y que a un grupo de Buenos Aires, Caracas, Bogota o Río de Janeiro se le daba muy poco crédito frente a lo que llegaba de Estados Unidos o Gran Bretaña.
El resto de la década del '70 para el Rock Iberoamericano estuvo signada por la desidia y la incuria. En primer lugar los sectores más conservadores de las sociedades Iberoamericanas presentes en el gobierno (mientras avanzaban las dictaduras militares), los medios de comunicación y las compañías discográficas arremetieron en contra y/o le negaron su apoyo. Por el otro lado, a nivel internacional se registró un retroceso del Rock con la irrupción del Jazz Fusion, el Disco Music, la Salsa y el fenómeno Punk.
Va a ser Argentina la que sí continúa su proceso de Rock y la escena eléctrica de Buenos Aires ofrece agrupaciones y propuestas más evolucionadas e interesantes como La Máquina de Hacer Pájaros (de Charly Garcia), Invisible (de Luis Alberto Spinetta), el cuarteto de Jazz Fusión Crucis, el trío Alas o el grupo de Tango-Rock del bandoneonista Rodolfo Mederos. Sin embargo, tres años después, en medio de la dictadura del general Videla, todo esto sufre un bajón y entre lo que queda no es mucho lo que se puede resaltar: el nuevo grupo de Charly Garcia: Seru Girán, el Spinetta Jade y algún otro.
El rock argentino traspasa el océano y llega a la madre patria entre 1976 y 1977 con la música de Moris y el grupo Aquelarre cantando rock en castellano, lo que para los españoles fue algo novedoso y un ejemplo a seguir...
Y como espacio ya no tengo continúo con mi historia del rock argentino en la siguiente edición...
Y “LARGA VIDA AL ROCK!!!!”
San Salvador, Nov de 2004

CRONICAS DE UNA VIAJERA: DESDE EL PULGARCITO DE AMÉRICA, HASTA LA GIGANTESCA ARGENTINA!


Argentina es un país que siempre me llamó la atención y el conocerlo para mi fue una de las metas logradas desde la niñez... lo he visitado en varias ocasiones.
Me enamoré de su hermosa gente y de sus ciudades ricas en historia, tanto política como cultural... en este ámbito mi incursión traspasó los límites, ya que me fui entrando poquito a poco en sus letras... las que considero de las más hermosas de la lengua española...
Tuve la dicha de ser hija de un diplomático cuya cultura y sencillez humana impresionaba hasta al más versado en la materia. Tanto él como mi abuelo, contaron entre sus amistades a los poetas, escritores, pintores, escultores, bailarines y artistas de teatro, cine y TV más insignes y laureados de la época.
El arte se honraba en visitar mi infancia para mi bien cultural.

La predilección por las letras, las artes plásticas, el ballet y la cultura en general que iba absorbiendo desde mi niñez se veía enriquecida por los grandes en el tema. Personajes como Dalí, Picasso, Benedetti, Vargas Llosa, García Márquez, Salarrué, Claudia Lars, Margoth Fontein, Rudolf Nureyev y muchos más que ocuparían muchas páginas para poder nombrarlos, y a quienes más de una vez tuve la oportunidad de saludar personalmente calaron en lo más profundo de mis entrañas. Por la puerta de mi casa vi traspasar a grandes literatos argentinos entre ellos: Jorge Luis Borges y Julio Cortázar, quienes siempre demostraron a mi padre mucho cariño y respeto, incluso, tuvimos el honor de hospedar a Cortázar en nuestra residencia en Costa Rica cuando mi padre fungió como Cónsul en aquel país. Yo, de apenas 11 años, estaba impresionada con aquel gigante, tanto de estatura como de las letras... la pasión por la literatura argentina, comenzaba a penetrarse en las venas de aquella niña, acostumbrada al ir y venir de la gente del mundo del arte.
Me enloquecía leer desde ese entonces y aún más pequeña, a Alfonsina Storni, nadaba en su profundo mar de ideales y angustias... me embebía en el amor fantástico de Alejandra Pizarnik... adentrándome en el polémico Borges... en la fantástica originalidad, refinamiento y brillantez de Cortázar... el existencialismo de Sábato... paseaba en la imaginación y ciencia ficción de Bioy Casares... el irreverente Palacios me enseñó otra etapa del conocimiento literario y tantos otros que influyeron en mi existencialismo productivo en las letras. Ya más contemporánea y de acuerdo a mis ahora casi 43 años de vida, (escribí esto a mis 39 años de edad) me deleito viajando con Rabanal y su "Cita en Marruecos", y "El Pasajero", tanto como con sus "Cuentos Infantiles"; con Rodrigo Fresan: "Esperanto e Historia argentina", que son unas maravillas; y que decir de "La Novela de Perón", "Santa Evita" y "Las Memorias del General" de Tomás Eloy Martínez; y últimamente me hundí en la nóvela de década, "Acerca de Roderer", de Guillermo Martínez, de quien también se ha saboreado mi paladar intelectual sus obras: "Infierno grande" y "La Mujer del Maestro". La deslumbrante biografía de EVITA de Alicia Dujovne Ortiz... me fascinó "El beso de la mujer araña", "Boquitas pintadas" y "La traición de Rita Hayworth" de Manuel Puig, Gustavo Nielsen y su "Playa Quemada"...su "Flor Azteca". Y así, muchos otros que no escapan a mi memoria, sino al espacio de esta columna, pero a quienes les he dedicado periódicamente mi sensual espacio nocturno –es que leer, y sobre todo literatura argentina se me hace sumamente sensual, evoca mi alma-.
Argentina es inmensamente rica en literatura que se remonta a la época en que las canciones de los bardos gauchos, dejaron paso a las creaciones de poetas cultos que usaron temas populares para crear una nueva poesía gauchesca. Es de esa manera como "Martín Fierro", de José Hernández, en donde se narra la difícil adaptación de su protagonista a la civilización, se convierte en un clásico nacional. Desde allí, surge una nueva forma literaria que para mí, se consolida como una de las mejores del mundo del habla hispana.
Mi admiración y respeto profundo hacia las letras argentinas y mi interés por conocer aún más de los nuevos valores que engrandecen a este hermoso país.