martes, 20 de noviembre de 2007

El Lunfardo… un enfoque desde El Salvador


Suelo conversar a diario con argentinos, pero sobre todo con dos, uno de ellos, Rosarino, el otro, Porteño radicado en San Luis, quienes en su vocabulario mezclan algunas veces palabras que no les entiendo, quedando quien escribe estas líneas, como decimos acá en El Salvador “en el aire”… son palabras “Lunfardas”, mismas que me llaman la atención por el hecho de ser para mi desconocidas, aunque algunas se comparten en el vocablo de los salvadoreños… dedico este artículo a mis lectores y en especial a esos dos seres excepcionales con quien comparto desde penas hasta alegrías…(aunque a veces no les entienda nada, e incluso, se susciten malos entendidos por aquello del desconocimiento de la lengua…)
En nuestros países de habla hispana, el expresarse con palabras que no son propias de la lengua y/o que cambian literalmente el vocabulario normal con el cual nos entendemos, es algo que se extiende a manera general dentro del territorio nacional de X país o región o lugar.
Yo había escuchado en algunas ocasiones la palabra Lunfardo, homónimo de Caló (en México), Caliche (en El Salvador y los países centroamericanos). Pero en realidad desconocía que era el lunfardo argentino y de donde surgía. Según la Real Academia Española, el lunfardo, es la jerga propia de la gente de mal vivir (ratero, caco, chulo o rufián). Lunfardo viene de Lunfa que en portugués es ladrón novato. Está formado por 6000 palabras y no es original, sus palabras preceden de algunos vocablos españoles y de otro origen, adaptados a esta jerga, eso era en realidad por palabras dadas vuelta; por barbarismos, por palabras del caló gitano; del inglés, del italiano y del indígena (araucano), también del genovés. Era una jerga usada por gente que vivía en el mundo del hampa, y los individuos que las usaban se cuidaban de que no trascendieran sus significados. Pero mediante careos en las comisarías, a principios del siglo anterior, empezaron a conocerse palabras que habían sido realmente impenetrables. Por Ej., el "vaivén" era el cuchillo, el campana el vigilante, la bufosa la pistola y el bufoso el revólver. Realmente es muy grande la cantidad de palabras que los argentinos usan a diario de ese origen: pucho, boliche, embalar, guita, mango, escrache, fulero, curda, burda, otario, estafa, coco (por cabeza), tamango, mina, gil, chamuyar, afanar, chorro, junar, dique, ducho, macana, minga. y muchas más.
“Percanta que me amuraste en lo mejor de mi vida...” Las voces lunfardas del idioma porteño, a orillas del Río de la Plata, tienen cierta mezcla surgida del erotismo y la marginalidad. En la actualidad, se usan algunas de ellas con la naturalidad que el paso de los años ha permitido y constituyen el universo de la lingüística porteña. Algunos autores indican que el verdadero lunfardo es propio del dialecto de los ladrones, sin embargo el transcurrir del tiempo ha extendido su sentido al habla popular de los sectores marginales y humildes de Buenos Aires. Podríamos decir que su significado implica a: a) el habla popular, b) el vocabulario de la inmigración (la italiana sobre todo) y c) el idioma del delito. Dice
Virginia Martínez Verdier, en su artículo “El amor y la sexualidad en el lunfardo”, que “en otros países, el código del mal vivir equivalente a nuestro lunfardo, se denomina germanía en español, narquois en francés, gergo en italiano, rotwelsh en alemán, slang en inglés, giria en portugués, etc. Estas son lenguas utilizadas en fraternidades para que sólo sus miembros las entiendan”.
Históricamente el surgimiento del lunfardo debemos remitirlo a fines de 1800 y comienzos de 1900, cuando Buenos Aires, recibe una gran cantidad de inmigrantes que se entremezclan aceleradamente con la población local. Quedando por un lado la burguesía tradicional, luego los sectores medios de inmigrantes con ilusión de progreso, y grupos marginales en las orillas de la ciudad (Barracas, la Boca, Palermo, Pompeya y otros). Estos sectores marginales de las orillas, se fueron armando particularmente de trabajadores solos, sin familia, sin mujer, ni arraigo. En el comienzo fueron troperos criollos que llevaban el ganado a los mataderos, peones de las barracas laneras y frigoríficos, marineros, carreros y cuarteadores. Rápidamente surgieron los cafés, las pulperías, los salones de baile y los prostíbulos. Integrándose muy lentamente inmigrantes marginales con grupos criollos tradicionales de los barrios populares o suburbios orilleros, esta sociedad marginal elaboró sus propias reglas, ideales y formas de convivencia de las que nacieron estereotipos sociales como el malevo, el guapo, el compadrito, el canfinflero, la percanta, la yira, la milonguita, el ciruja, que se sumaban a los cuenteros, las adivinas, los punguistas. Todos ellos compartiendo el famoso conventillo, en condiciones de promiscuidad y deficiencia habitacional. Fue a partir de esa convivencia que se creó el lunfardo -como modo particular de habla-, el tango -como canción y baile- y el sainete -como expresión teatral-. Nacidos en los burdeles y piringundines, el lunfardo y el tango se relacionaron estrechamente con lo prohibido, lo indecente, en cuna de guapos, cafishios y milongueras marcando la sexualidad de aquella época. Con historias de varones traicionados, de cafishios y malevos, de amores imposibles, mujeres buenas y «de las otras», de prostíbulos, de «vicios», de madrecitas santas, el tango fue pintando una acuarela de la primera mitad del siglo pasado; y, con sus letras, fue manteniendo vivo al lunfardo, que dejó de ser un código lingüístico cerrado, para formar parte del porteñismo de diversos sectores sociales.
La cultura rock, el mundo de las drogas y la estética villera son los grandes proveedores del nuevo lunfardo. El fenómeno aparece registrado cada vez más en diccionarios y libros sobre el tema. Si el lunfardo ya no existe, ¿cómo se le llama a las formas de hablar de los adolescentes cuando dicen, por ejemplo, “estoy al palo”, “te sarpaste”, o “ese chabón está de la cabeza”? En sus orígenes el lunfardo fue un sociolecto, el habla del pueblo, del conventillo. Si términos como "pebete", "mina", "grela", "firulete", "bulín" y "morfi" fueron difundidos y ampliados por el tango, no debería pensarse que en ellos y con ellos se agotó el lunfardo. Para nada. Los modos de decir de los jóvenes, que se vuelcan en letras de rock, cumbia o bailanta y se reproducen y legitiman en los programas de radio y TV, las revistas, y los diarios, pertenecen al lunfardo y han sido cristalizados en trabajos como el recientemente reeditado Diccionario etimológico del lunfardo (Taurus 2004), de Conde, el Novísimo diccionario lunfardo (Corregidor 2004), de José Gobello y Marcelo Oliveri, y Tangueces y lunfardismos del rock argentino (Corregidor 2001) de los mismos autores, entre otros. Para Gobello, el lunfardo se define como un conjunto de términos que utiliza el hablante de Buenos Aires en oposición a la lengua establecida. Conde precisa esa oposición: "Las hablas populares surgen bajo la premisa de jugar con las palabras. Lo lúdico y lo trasgresor está en la esencia del lunfardo. Incluso cuando una palabra lunfarda se institucionaliza suele ser transgredida. Tal el caso de laburar, que es entendida por la mayoría como trabajar, pero que para un ladrón significa robar". En lo personal y con lo poco que he “escarbado investigando” en tanto vocabulario, el lunfardo expresa una visión del mundo. "Las formas de nombrar, son formas de entender el entorno, de conocer, de pensar", al tiempo que remarca el rasgo de identidad que se imprime en las palabras: Las categorías lingüísticas son categorías de pensamiento y un vocabulario es sin duda un rasgo identitario determinante. Si bien cada grupo o tribu urbana posee sus propios códigos, en las últimas décadas hay un lenguaje que es común a la mayoría, sin distinción de clases o sectores sociales y culturales. Siempre hubo palabras y modismos impuestos desde los medios, representando sólo una porción mínima de los lunfardismos, pueden destacarse, "tarúpido", creada por Nini Marshal en los años 50 y "pendorcho" invención de uno de los personajes del programa Telecómicos. Fueron notorias la resignificación de "forro", que hizo Gasalla, y la amplificación de trucho vía Lalo Mir. Algunas de las expresiones del lunfardo se van resignificando y actualizando hasta cambiar radicalmente su significado. Ejemplo de ello son las palabras "chabón" que originalmente significaba torpe, inhábil (como "chambón") y que desde los 80' comenzó a utilizarse como forma de trato entre los adolescentes. "Grela" que en las primeras letras de tango se refería a la mujer pasó a partir de 1960 a utilizarse como "mugre".
Ahora bien, ¿todos los usos y términos corrientes entran en el vocabulario lunfardo? "Lunfardo" es el habla popular de la región comprendida entre Buenos Aires, Montevideo y Rosario. Por eso, muchos modismos provinciales quedan afuera. También son excluidas, las palabras globales como "internet", "gay", "metrosexual", que expresan lo mismo en la mayor parte de los países.
En este aspecto disiente Oliveri, que interpreta que todos los modismos y giros utilizados en Buenos Aires pertenecen al lunfardo, por más que se usen también en otras partes. Así, en el Novísimo diccionario lunfardo se incluyen los términos "marketing", "e-mail", "delivery" y "reality show". El lunfardo no puede ser considerado como un dialecto en sí mismo, sino como parte del español rioplatense. "Un dialecto —dice— supone, además de un vocabulario propio, ciertas características fonéticas y morfológicas, de sintaxis y fraseado". Siguiendo su origen, este lunfardo siglo XXI se alimenta de nuevas formas de hablar en clave que se rastrean en el mundo de las drogas (la palabra marihuana tiene neolunfardismos en casi todas las letras del abecé), la cultura rock y fenómenos más recientes como la absorción de la estética villera en las clases medias y altas. Este es el idioma que se pasea por las calles…
Y hasta acá…no quiero parecer “Cataplasma”…nos leemos en el siguiente articulo… Chauuuuuuuuu (Ciao)



Pdt…Hablaremos del VESRE en otra ocasión

San Salvador, 2005

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