lunes, 19 de noviembre de 2007

TANGO...SENTIMIENTO DEL ALMA...!


Que difícil es definir y poder escribir acerca de los orígenes del tango. Aunque el tema es aún hasta estas fechas, sumamente discutido, podemos decir que el tango nace a fines del siglo XIX, en la década de 1880, según lo apuntan estudiosos en el tema, como una mezcla de varios ritmos originarios de los suburbios de Buenos Aires. Aunque hay quienes afirman que nació a orillas del Río La Plata, quizá para armonizar con los vecinos uruguayos, que reclaman paternidad del tango. En ese entonces la sociedad blanca bailaba habaneras, polkas, mazurcas y uno que otro vals, entretanto la raza negra se movía al ritmo del candombe.
Se le relacionó desde un principio con burdeles y cabarets, ámbito de contención de una población inmigrante netamente masculina. El tan solo pensar que una dama pisara un antro de esos, constituía la degradación total del sexo femenino. En esa época, se pensaba que solo las prostitutas serian quienes adoptaran el tango como baile, se hizo común el hecho, de que dicho baile fuera ejecutado solo por hombres.
Pero el Tango, por su belleza y elegancia al bailarse, se fue extendiendo a los barrios medios y comenzó a ganar adeptos incluso en las más altas esferas de la sociedad Argentina, aún más, cuando este, tuvo tremenda aceptación en Europa, cuyas melodías armoniosas provenían de instrumentos de cuerda y viento como la guitarra, (a veces en ausencia de este instrumento, se utilizaba un peine envuelto en papel de fumar y convertido en instrumento de viento y un soplador versátil que le daba el ritmo requerido) el violín y la flauta, que posteriormente fue sustituido por el “bandoneón”.
El tango sería desde entonces tomado como un himno para los inmigrantes, por sus aires de nostalgia. Su mayor exponente a nivel mundial, el gran creador del tango-canción, Carlos Gardel, muere físicamente en 1935, a los 45 años de edad, víctima de un accidente aéreo en Medellín, Colombia, siendo el gran divulgador de este género musical en el extranjero. Por eso digo que su muerte fue física, porque vive en el tango que se escucha en todas partes.
Ya en los años 60’s el tango es ignorado fuera de la Argentina, hasta que Astor Piazzolla, le impregna nueva perspectiva, rompiendo de esa manera los esquemas del tango clásico.
El tango está identificado no como el fenómeno de masas como fue engendrado; es ahora un elemento incuestionable que identifica las almas porteñas y las reminiscencias desparramadas por toda Argentina.
Mi tributo es para aquellos que llegaron hasta países como el mío, que gustan de la buena música, de esa que no muere nunca... de esa que llega hasta el alma, de la que se canta y cuyas melodías aluden lágrimas de amor... despecho y dolor.. incluso está llena de esa deliciosa sensualidad mezclada con tristeza... que rompe las líneas más finas del corazón.
Eduqué mi oído al tango, cuando mi padre, se deleitaba escuchando la música de grandes compositores e intérpretes del tango y el bandoneón y nos sentaba a mi hermana menor y a mí en sus rodillas para que conociéramos la música argentina.
Permítame mi memoria recordar a algunos “Gigantes” de este género: Vicente Russo, Antonio Podestá, Máximo Barbieri, Pascual Contursi, Juan Maglio, Azucena Maizani, Ricardo González, apodado “MUCHILA”; Peregrino Paulos, Pancho Lomuto, María Esther Pomar, de quien mi padre decía que era tremenda actriz; José Pascual, Cayetano Cámara, Alberto Novión, Lely Morel, Francisco Canaro, Sebastián Piana, Horacio Casares; los uruguayos Julio María Sosa y José Rótula; Héctor Gagliardi, Roberto Giménez, Juan José Mosalini, Roberto Héctor Peppe, Francisco Pracánico, Julio Oscar Pané, Hugo del Carril, Astor Piazzola, Libertad Lamarque y el inolvidable y siempre vivo en las memorias: Carlos Gardel... y junto a ellos, cierro mis ojos, elevo mis manos al cielo, invocando en oración las notas musicales del que para mi es el himno mundial de los amantes del tango y que soñamos con “Volver...” a “Mi Buenos Aires Querido... cuando yo te vuelva a ver...”

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